El Banco de Alimentos de Álava, como todos los demás, ha superado con creces (casi tres veces más) las previsiones para la última campaña, del pasado fin de semana. Nos felicitamos por ello. Sin duda.
Felicitan y alientan a la sociedad civil, la ciudadanía, la gente de la calle, por la gran prueba de SOLIDARIDAD y MADUREZ de la que hemos hecho gala en los MALOS TIEMPOS de crisis. En realidad, nosotros, la ciudadanía somos así, maduros, solidarios y con muchas más virtudes. Son ellos, nuestros administradores los que parecen tener carencias.
En esta campaña navideña, nos aburrirán con telemaratones solidarios, campañas, anuncios y docenas de programas que nos piden LIMOSNA.
Que se aplique el ejemplo nuestros políticos, y en especial nuestros concejales.
Que se apliquen a trabajar. Porque ser maduros y SOLIDARIOS
- Es defender los intereses de la ciudadanía, sus votantes, sobre los intereses partidistas.
- Es cumplir con sus obligaciones legales y defender EL DERECHO a la DIGNIDAD de los ciudadanos.
- Es no dejar en manos de la solidaridad personal y de las ONG´S la asistencia a las personas. Que las personas puedan comer, vivir dignamente es obligación de las instituciones y por ende de los políticos que las lideran. No se puede alabar las acciones de voluntariado y despedir a trabajadores sociales.
Dicen que no hay dinero. No es cierto. Hay dinero, pero mal repartido. En nuestro Ayuntamiento, se gastan miles de euros en subvenciones acordadas con determinadas empresas, en organización de eventos, festivales, ferias, etc. de dudosa rentabilidad para la ciudad y para las arcas públicas, en remodelaciones urbanísticas, no digo caras, pero si de mucho dinero, mientras se dan vales de compra a familias para subsistir, se reduce el personal en los servicios sociales, reduciendo su eficacia y el control del fraude, para luego hacer terribles discursos incendiarios, cargados de racismo.
Esto no es serio. Nuestros políticos tienen que ponerse las pilas.
Me voy a permitir hacerles una sugerencia: Abandonen la competencia partidista (que no es otra cosa que ver quien se va a llevar más dinero público -eso sí, legalmente- en las próximas elecciones) y Dedíquense a gestionar y administrar los recursos municipales. ¿Que eso ya lo hacen? Sin duda, pero la novedad es aplicar criterios domésticos de quien administra su propia familia, porque la única diferencia es el tamaño de las cifras.
¿En una familia, cuando los ingresos no están garantizados, nos vamos de vacaciones todas las campañas? ¿Salimos a cenar todos los fines de semana? ¿Cambiamos el vestuario tres o cuatros veces al año? ¿Reformamos la vivienda? En mi casa, al menos no y en la de mis vecinos, tampoco.
Y, desde ese ejercicio de reflexión, que lo trasladen a sus partidos políticos nacionales, porque hace falta un cambio, porque: dice el economista G. Bernardos que los bancos compran dinero al 0,5% y se lo prestan al Estado al 4% sólo con esa diferencia no serían necesarios los recortes.
ALGUNAS CITAS:
- Y dice Vicenç Navarro, catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra.
"La reducción del gasto público social está afectando negativamente al bienestar y la calidad de vida de grandes sectores de la ciudadanía. Estos recortes no pueden ser sustituidos por acciones benéficas de carácter caritativo. Estas organizaciones no tienen ni los recursos ni las infraestructuras para suplir los servicios públicos que están siendo eliminados. Es volver al siglo XIX, cuando ya estamos en el siglo XXI"
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Y dice Javier Couso / 5-6-12 / ATTAC MADRID/ Frente a su caridad Justicia Social:
"La Justicia social es el antagonismo de la caridad, la compasión o la filantropía y debe ser el andamiaje que construya un auténtico país soberano al servicio de sus ciudadanos. Donde la sanidad, la vivienda, la alimentación o la educación no dependan del capricho de voluntarios o adinerados que laven sus conciencias (...)"
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Carmen Morán / EL PAIS / 16-8-11 / Para la crisis derechos asistenciales, no caridad
A pesar de todo, los ciudadanos no tienen claro todavía que se puede acudir a los servicios sociales en caso de necesidad. "Muchos no los conocen tanto como debieran, el primer apoyo lo buscan en la familia". Y aunque sepan de ellos, a muchos, todavía les da vergüenza reclamar lo que les corresponde.
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Javier Caño Tamayo / 6-6-12 / ATTAC ACORDEM / Menos caridad y más justicia
Si un tipo con navaja o pistola te dice: “dame todo lo que lleves de valor o te rajo” y luego te fuerza a ir a un cajero para sacar el máximo que permita su tarjeta de crédito o débito, ¿qué pensar? Que ese sujeto es un ladrón, un delincuente que ha de ser arrestado, juzgado y encarcelado. Pero ese tipo sólo te quitará unos cientos de euros.
¿Por qué somos tan complacientes o pasivos con quienes nos roban todo o casi todo (aunque por ahora no sea a punta de pistola) con su desmedida codicia, evidente incompetencia e ilegítimo poder? ¿Por qué somos tan complacientes con la minoría rica que perpetra esa estafa y robo de nuestros derechos con la repugnante y evidente complicidad de los gobiernos?
Menos caridad y más justicia, ya
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Beatriz Jimeno / 6-9-13 / La caridad televisada de la derecha
Personas que necesitan una silla de ruedas para vivir o un tratamiento especial para su hijo, algo a lo que hasta ayer mismo tenían derecho, algo por lo que no tenían que someterse a la compasión ajena, ni esperar que les tocara la lotería de un programa de televisión en el que humillarse; algo para lo que no hacía falta que fueran simpáticos o capaces de despertar los buenos sentimientos de los televidentes, tienen ahora que “vender” su desgracia a ver si hay suerte y alguien les paga algo. Si no te esfuerzas y no despiertas la suficiente compasión, la suficiente simpatía, te quedas sin silla de ruedas, tu hijo se queda ciego. Es lo que hay. Y las ONG de la caridad se prestan gustosas y patrocinan este engendro inmoral en el que todo el mundo llora.
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Paz Vaello Olave / 18-11-13 / EL DIARIO . ES / Caridad, no, gracias
Cada vez son más las organizaciones que critican la ayuda social basada en la caridad. El argumento es que crea una relación desigual y no implica necesariamente la puesta en cuestión de un sistema que se muestra incapaz de asegurar a la población sus derechos básicos. Frente a la caridad contraponen la solidaridad. Un modelo de cooperación en el cual quien recibe ayuda se convierte en protagonista de la solución a su problema. Y, además, en el que resulta fundamental la denuncia y la movilización contra los recortes que las administraciones llevan a cabo con la excusa de la crisis
Leer más: Caridad, no, graciashttp://bit.ly/1bgRYob
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